jueves, 24 de marzo de 2011

PAUL AUSTER: "Sunset Park"

A MODO DE INTRODUCCIÓN
Presentar a Paul Auster (1947, New Jersey) es una tarea completamente absurda pues es difícil , hoy en día, que alguien, medianamente “leído y escribido”,  desconozca su nombre o no haya leído al menos alguna de sus novelas.
Por sintetizar (aunque las generalizaciones siempre son odiosas), podríamos decir que Paul Auster es a la novela lo que Woody Allen al cine: la representación paradigmática del cuerpo y del alma de la ciudad de Nueva York.
Por tanto, acudan a la Wilkipedia si necesitan datos sobre su vida y su obra, pues en este blog no vamos de eso. Nuestra única misión es acompañar al autor (y a los personajes por él creados) por la ciudad de Nueva York tal y como aparece retratada en su última novela publicada hasta el momento: “Sunset Park”.


Una recomendación: ¡Imprescindible el visionado de la película "Los mejores años de nuestra vida" de William Wyler antes de la lectura de la novela!
Vamos a tomar como referente para la relación de páginas la edición de Anagrama-Círculo de Lectores (Traducción: Benito Gómez, 2010). ¡Que tengan un buen paseo!
PS: ¡Esta entrada se la dedico a mi amiga Lola Muñoz, con quien he compartido buenos momentos en torno al señor Auster!


BREVE SINOPSIS
Miles Heller tiene veintiocho años y a los veinte desanudó los lazos que lo unían al mundo que hasta entonces había conocido. Abandonó la universidad, se despidió con nocturnidad y una breve nota de sus padres, dejó Nueva York y nadie ha vuelto a saber nada de él. Desde entonces, ha rodado por lugares y trabajos poco cualificados, moviéndose siempre en ese oscuro espacio entre el suelo y el primer peldaño de la escalera laboral y social. Ahora vive en Florida y trabaja para una empresa, al servicio de los bancos de la zona, que se encarga de vaciar las viviendas de los desahuciados que en plena crisis no pudieron seguir pagando su hipoteca, y las prepara para una nueva venta. Miles no tiene ambiciones, vive con lo mínimo, mantiene relaciones muy escasas con la gente y con el mundo y sus únicos lujos son los libros, que compra en ediciones baratas, y la cámara digital con la que documenta a los fantasmas.


Sunset Park (Brooklin)


Pág. 21
Un jugador de cuadro de los Giants y los Phillies que aparecía en diversas posiciones en los últimos años cuarenta y primeros cincuenta, con 240 puntos en su haber como bateador, sin particular interés salvo por el hecho de que ese individuo, Jack Lohrke, alias El Afortunado, es la mítica encarnación de una teoría de la vida que sostiene que no todo es mala suerte en la vida.

Jack Lohrke

Pág. 32

Era un domingo por la tarde, ya avanzada la primavera, y su padre y él paseaban juntos por el West Village, sin propósito concreto, recuerda ahora, andando por el placer de andar por la calle, porque aquel día hacía un tiempo especialmente agradable, y tras un paseo de hora u hora y media se sentaron en un banco de Abingdon Square.

Abingdon Square

Aunque pareciera mentira, el teatro no estaba lejos de donde ellos permanecían sentados ahora mismo, prosiguió su padre, el antiguo Circle Rep de la Séptima Avenida


Circle Rep (al fondo, a la derecha de la foto)

Pág. 35
Su madre era entonces guapísima, una elegante y encantadora rubia a quien a veces se referían como la reencarnación de Carroll Baker o Tuesday Weld

Carroll Baker

Tuesday Weld


Pág. 36
Cuando tenía ocho o nueve, a Flaherty, inglés trasplantado a quien no interesaba el béisbol, se le ocurrió llevarlos una noche a Chavez Ravine a ver jugar a los Dodgers contra los Mets.

Chavez Ravine

Pág. 53

Ahora está empezando a escribir sobre Los mejores años de nuestra vida, la película de 1946 de William Wyler, obra central en su tesis y que considera la epopeya nacional de aquel momento determinado de la historia norteamericana: la historia de tres hombres destrozados por la guerra y las dificultades con que se encuentran al volver con su familia, la misma situación que millones de otras personas vivieron en la época.

"Los mejores años de nuestra vida" (Trailer)
Pág. 58
No hay duda de que venir aquí ha sido un paso acertado, y no lamenta haber dejado el pequeño apartamento de la calle President en Park Slope.

Bloques de apartamentos en President St.

Pág. 66
(…) y las paredes cubiertas de letreros y carteles con publicidad de productos desaparecidos hace decenios de la escena norteamericana: chicle Black Jack, fijador O'Dell, Geritol, pastillas Carter para el hígado, cigarrillos Old Gold.




Pág. 71
Deambula por las calles, intentando familiarizarse con el barrio, pero rápidamente pierde interés por Sunset Park. Hay algo muerto en el vecindario, le parece, la desolada tristeza de la pobreza y la lucha del inmigrante, un barrio sin bancos ni librerías, sólo establecimientos para cobrar cheques y una decrépita biblioteca pública, un pequeño mundo aparte donde el tiempo se mueve tan despacio que poca gente se molesta en llevar reloj. Pasa una tarde tomando fotografías de algunos de los talleres cercanos a los muelles, los viejos edificios que albergan las últimas empresas que quedan en el barrio, fábricas de puertas y ventanas, piscinas, ropa femenina y uniformes de enfermería, pero las imágenes resultan en cierto modo anodinas, sin énfasis, carentes de inspiración.

Barrio de Sunset Park (detalles)
Pág. 73
El cementerio es más grande que la mitad de Central Park, una extensión lo bastante amplia para perderse por allí, para olvidar que es un recluso que cumple condena en una zona deprimente de Brooklyn, y pasear entre los miles de árboles y plantas, subir por las lomas y recorrer los largos senderos de esa vasta necrópolis es como dejar atrás la ciudad y encerrarse en sí mismo entre la absoluta quietud de los muertos.

 Cementerio de Green-Wood

(…)  ¿y dónde mejor que en el cementerio de Green-Wood podría haberse enterado de que el verdadero apellido de Frank Morgan, el actor que desempeñó el papel del Mago de Oz, era Wuppermann?

Frank Morgan en "El Mago de Oz"

Tumba de Frank Morgan

Pág. 75
La noticia le llegó la noche del 24, un correo electrónico masivo enviado a cientos de amigos y conocidos que leyó en el ordenador de Willa en su habitación del hotel Charlotte Street, en Londres (…)

Hotel Charlotte Street (Londres)


Pág. 77
(…) y en un momento dado, Anton, el hermano pequeño de Suki, con laca de uñas roja en honor de su hermana, toca, como canto fúnebre y sin acompañamiento, una melodía de Cole Porter (Cada vez que nos decimos adiós / me muero un poco), en una interpretación tan drásticamente lenta, tan empapada de melancolía, tan angustiosa, que la mayor parte de los congregados está llorando cuando llega al final.

(He seleccionado esta versión de Nina Simone pues me parece la más adecuada al espíritu de la escena)

Pág. 81
Sea como sea, le gustó la película, lo ayudó a pasar el tiempo, pero lo que más le interesó no fue la película en sí, sino un papel secundario interpretado por uno de los actores, Steve Cochran. Sólo tiene una pequeña intervención de cierta importancia, un breve y petulante enfrentamiento con el protagonista, cuya mujer ha estado saliendo a escondidas con Cochran, pero en el fondo eso tampoco fue lo que le interesó, la interpretación de Cochran es un asunto que le trae completamente sin cuidado, lo importante es la historia que su madre le contó una vez de que había conocido a Cochran durante la guerra. (…)Después de llegar a casa, prosigue Renzo, sintió la suficiente curiosidad como para indagar un poco en la vida y la carrera de Cochran. Papeles de gánster en su mayor parte, un par de obras en Broadway con Mae West, nada menos, Al rojo vivo, con James Cagney, el protagonista de Il Grido, de Antonioni, y apariciones en diversas series de televisión de los cincuenta: Bonanza, Los intocables, Route 66, En los límites de la realidad.

Steve Cochran

Pág. 97
Son las diez de la mañana del primer día del nuevo año y está sentado en un reservado de Joe Junior's, la casa de comidas en la esquina de la Sexta Avenida con la calle Doce donde habló con Miles por última vez hace más de dos mil setecientos días (…)Joe Junior's era el escenario del ritual del desayuno de los sábados, el sitio adonde llevó cada semana a los niños durante toda su infancia, los tranquilos sábados por la mañana cuando los tres salían del piso de puntillas para que Willa durmiera un par de horas más; y sentarse ahora en ese local, en ese pequeño y anodino restaurante de la esquina de la Sexta Avenida con la calle Doce, es volver a esos innumerables sábados de hace tanto tiempo y rememorar el Edén en que un día vivió.

Joe Jr's

Joe Jr's (hoy día)


Pág. 101
Ha venido a Nueva York a trabajar en Días felices, de Samuel Beckett. Será Winnie, la mujer enterrada hasta la cintura en el Acto I y luego enterrada hasta el cuello en el Acto II.

(Escena acto I)


(Escena acto II)


Pág. 102
Es el tercer día del año, la tarde del sábado, 3 de enero, y Morris está cenando con Mary-Lee y Korngold en el Odeon, no muy lejos del ático de Tribeca que han alquilado para sus cuatro meses de estancia en Nueva York.

Odeon


Odeón (detalle)


Pág. 110
Subieron a lo más alto del Empire State Building,

caminaron por las marmóreas salas de la Biblioteca Pública de la Quinta Avenida esquina con la calle Cuarenta y dos,

 visitaron la Zona Cero,

pasaron un día yendo del Museo Metropolitano

 a la Colección Frick

 y al MoMA,

le compró un vestido y unos zapatos en Macy's,

cruzaron a pie el puente de Brooklyn,

comieron ostras en el Oyster Bar de la Grand Central Station,

vieron a los patinadores sobre hielo en el Rockefeller Center,

y luego, al séptimo día de su estancia, cogieron el metro en dirección norte hasta la calle Ciento dieciséis esquina con Broadway y fueron a echar un vistazo a la Universidad de Barnard (...)

Pág. 113
La mañana que deambularon por el Village, pasaron frente a Saint Vincent's, el hospital donde nació.

Saint Vincent's



Pág. 117


Cuando le enseñó una reproducción de El origen del mundo, de Courbet, puso los ojos como platos.

El origen del mundo (Courbet)

Pág. 121
Todos los lunes, miércoles y jueves coge el metro hasta Manhattan para ir a su trabajo a tiempo parcial en el PEN American Center, en Broadway 588, justo al sur de la calle Houston.

Paul Auster en el PEN American Center de Nueva York

Pág. 148
Una noche al cine, los dos, a ver un clásico, Un condenado a muerte se ha escapado, la obra maestra de Bresson.

Cartel del film de Bressson

Pág. 150
Reservaste mesa en el Waverly Inn, ese venerable establecimiento de la vieja Nueva York.

Waberly Inn (Exterior)


Waberly Inn (Interior)

Pág. 152
En cambio, se dirige al encuentro de Ellen, que libra los jueves, y las dos derrocharán el dinero en un almuerzo tardío en Balthazar, la brasserie francesa de la calle Spring, en el SoHo, a menos de dos minutos a pie de las oficinas del PEN en el 5 88 de Broadway.

Balthazar (Interior)

Pág. 158
El sábado 2 de mayo lee en el periódico de la mañana que Jack Lohrke ha muerto a los ochenta y cinco años.


10 comentarios:

  1. Bueno bueno bueno...esto de verdad son palabras mayores. Qué bonita entrada querido!! Sigo fielmente a Auster desde...bueno desde de sus primeras novelas (La trilogía de Nueva York, Leviatán... me enamoró especialmebnte El libro de las ilusiones, me encantó Brooklin follies...Y en estos momentos tengo esta obra en la recámara, esperando poder hincarle el diente. Ahora sé que será distinto, después de haber recorrido cada rincón de sus páginas de la mano de mi amigo Ismael. Con esas imágenes de la ciudad que siempre inspiró al autor (y al que escribe), esas fotos de actrices de los sesenta, ese cartelazo de Los mejores años de nustra vida, el Every time...de Simone, el Mago de Oz (muy en consonancia con la próxima entrada de Stage door)...en fin, que me has alegrao el día, que empezó ná más que regular, por cierto.
    Gracias por tanto, y por tanto.

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  2. Ángel, ya sabía yo que, como buen mitómano que eres de Nueva York, te iba a gustar esta entrada, pero no pensé que tanto. Gracias por los halagos y te recuerdo que estamos a jueves y a la espera de nueva entrada en tu STAGE DOOR.

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  3. Ismael, un gustazo visitar los lugares en que transcurre el libro.Espero poder ver la película aunque me está costando -mantengo uan sorda batalla con el reproductor de DVD.

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  4. Eres un artista Ismael¡¡
    Paul Auster me encanta, me leí este libro pero ahora al ver esto ha sido como retomar pequeños retales que leí y ahora veo ilustrado. Por cierto, Murakami es genial, esto leyendo 1Q84 por eso que no voy a leer lo que has colgado, lo acabo de empezar ayer...te recomiendo Kafka en la orilla.

    Saludos¡¡¡

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  5. Gracias Vero, y cuando termines de leer 1Q84, entra de nuevo al blog para oir la sinfonietta de Janacek. Te aseguro que merece realmente la pena (es más, si puedes oirla mientras leer la novela, mejor que mejor).
    "Kafka en la orilla" ya la leí hace un tiempo, pero por entonces aún no había empezado con esto del blog. Tal vez algún día, si me animo, la vuelva a releer y le haga una entrada.

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  6. He leído la novela, que me gustó bastante, pero tu mirada me ha encantado. Así que me quedo llena de curiosidad en tu espacio.

    Un abrazo!!

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  7. Gracias, Laura, por los halagos al blog. El próximo día 1 de octubre le daré entrada a una novela de Paul Auster firmada con seudónimo. Espero que te guste. Saludos (y encantado de que te hagas seguidora del blog) ISMAEL

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  8. Me encantó tu selección de pasajes de "Sunset Park", que acabo de leer y las fotos que lo acompañan. Maravillosa la inclusión de Simone cantando a Cole Porter.
    Me hizo más real la ficción y mas próximos y queribles los personajes.

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  9. Maravilloso, gracias!
    Lo acabo de terminar y quería ver la película sobre la cual Alice hace su tesis. Googleando me encontré con esto. Good job!

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    1. Gracias a ti por tus bonitas palabras. Siempre son buenos los ánimos. Un abrazo ISMAEL

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