A MODO DE INTRODUCCIÓN
No podía dejar pasar la ocasión en este blog, y durante este mes de marzo, de aportar mi pequeño homenaje a las víctimas del terremoto y posterior tsunami en Japón.
A tal efecto he escogido la última y orwelliana producción del prestigioso autor japonés Haruki Murakami (Kioto, 1949): “1Q84”.
Murakami, más que un pintor de exteriores, es un retratista de las galerías del alma. De ahí que sean escasas las descripciones paisajísticas en sus novelas, concretamente en la que nos ocupa.
Sin embargo, y debido al carácter de mi homenaje y ofrenda al pueblo japonés, podría decir que casi prefiero que sea así, pues las referencias que incluyo son más musicales que visuales: estaríamos ante una banda sonora e íntima más que ante un álbum propiamente fotográfico (Importantísimo el clima sonoro sustentado en Janacek y Bach)
La edición seguida en esta entrada corresponde a Tusquets Editores (Colección Andanza, con traducción de Gabriel Álvarez Martínez)
BREVE SINOPSIS
En japonés, la letra q y el número 9 son homófonos, los dos se pronuncian kyu, de manera que 1Q84 es, sin serlo, 1984, una fecha de ecos orwellianos. Esa variación en la grafía refleja la sutil alteración del mundo en que habitan los personajes de esta novela, que es, también sin serlo, el Japón de 1984. En ese mundo en apariencia normal y reconocible se mueven Aomame, una mujer independiente, instructora en un gimnasio, y Tengo, un profesor de matemáticas. Ambos rondan los treinta años, ambos llevan vidas solitarias y ambos perciben a su modo leves desajustes en su entorno, que los conducirán de manera inexorable a un destino común. Y ambos son más de lo que parecen: la bella Aomame es una asesina; el anodino Tengo, un aspirante a novelista al que su editor ha encargado un trabajo relacionado con La crisálida del aire, una enigmática obra dictada por una esquiva adolescente. Y, como telón de fondo de la historia, el universo de las sectas religiosas, el maltrato y la corrupción, un universo enrarecido que el narrador escarba con precisión orwelliana.
PRIMER LIBRO
CAPÍTULO 1
La radio del taxi retransmitía un programa de música clásica por FM. Sonaba la Sinfonietta de Janáček. En medio de un atasco, no podía decirse que fuera lo más apropiado para escuchar. El taxista no parecía prestar demasiada atención a la música. Aquel hombre de mediana edad simplemente observaba con la boca cerrada la interminable fila de coches que se extendía ante él, como un pescador veterano que, erguido en la proa, lee la aciaga línea de convergencia de las corrientes marinas. Aomame, bien recostada en el asiento trasero, escuchaba la música con los ojos entornados. ¿Cuántas personas habrá en el mundo que, al escuchar el inicio de la Sinfonietta de Janáček, puedan adivinar que se trata de la Sinfonietta de Janáček? La respuesta probablemente esté entre «muy pocas» y «casi ninguna». Pero Aomame, de algún modo, podía. Janáček compuso aquella pequeña sinfonía en 1926. El tema inicial había sido creado, originalmente, como una fanfarria para una competición deportiva.
Sinfonietta de Janácek (Primer movimiento)
CAPÍTULO 3
Aomame depositó el abrigo en las taquillas de la estación de Shibuya, se quedó sólo con el traje y subió una cuesta hacia el hotel a paso ligero.
Estación de Shibuya
Capítulo 4
Una vez que terminaron las tres clases en la academia, fue a Shinjuku en tren. Compró varios libros en la librería Kinokuniya y se dirigió a Nakamura-ya. En la entrada, dio el nombre de Komatsu y lo condujeron hasta una tranquila mesa apartada.
Librería Kinokuniya (Shinjuku)
Nakamura-ya (Shinjuku)
- Te gustan las progresiones —preguntó Fukaeri, otra vez sin entonar.
- Para mí son como El clave bien temperado de Bach. Nunca me canso de ellas. Siempre hay algo nuevo que descubrir.
- Conozco El clave bien temperado.
- ¿Te gusta Bach?
Fukaeri asintió.
Capítulo 5
Pasaba un poco de las siete cuando entró en el bar. Un joven dúo de piano y guitarra interpretaba Sweet Lorraine. Era una copia de una vieja grabación de Nat King Cole, pero no estaba mal.
Nat King Cole ("Sweet Lorraine")
Sacó un libro del bolso bandolera y se puso a leerlo. Trataba del ferrocarril de Manchuria en la década de 1930. El ferrocarril de Manchuria (Sociedad Ferroviaria del Sur de Manchuria) se creó al año siguiente del final de la guerra ruso—japonesa como una cesión por parte de Rusia de la red ferroviaria junto con sus derechos e intereses, y pronto fue aumentando de envergadura. Se convirtió en la avanzadilla de la invasión de China llevada a cabo por el Imperio japonés, y en 1945 fue desmantelado por el Ejército soviético. Hasta el inicio de la contienda entre alemanes y soviéticos en el frente de Europa Oriental, en 1941, se podía viajar desde Shimonoseki hasta París en trece días haciendo transbordo al transiberiano.
Ferrocarril de Manchuria
Capítulo 11
Después de aquello, Aomame vio por casualidad, en una emisión nocturna de la televisión, la película La hora final. Era un filme estadounidense realizado en la segunda mitad de los años sesenta.
Cartel de "La hora final" ("On the beach")
Capítulo 16
-¿Cuáles son sus aficiones?
-Escuchar música.
-¿Qué música?
-Me gusta Bach.
-¿Alguna obra en particular?
-De la BWV846 a la BWV893.
Tras reflexionar durante un instante, Tengo le dijo:
-El clave bien temperado. Volúmenes primero y segundo.
Para un matemático, El clave bien temperado es, realmente, una música celestial. Está compuesta de preludios y fugas en tonos mayores y menores, respectivamente, y en ella se hace uso por igual de doce escalas. Son veinticuatro en total. Cuarenta y ocho piezas repartidas en dos volúmenes. Forman un círculo perfecto.
-¿Qué más? —La BWV244.
A Tengo le costó recordar cuál era la BWV244. El número le sonaba, pero no se acordaba del título de la pieza.(…)
(…) -La pasión según San Mateo —reconoció Tengo—. Te has aprendido la letra.
Capítulo 22
-¿Sabes en qué pienso siempre cuando veo y toco tu pecho? —le preguntó ella.
-Ni idea.
-En las puertas de los castillos que salen en las películas de Akira Kurosawa.
-Las puertas de los castillos —repitió Tengo, mientras le acariciaba la espalda a ella.
-Por ejemplo, en sus viejas películas en blanco y negro, como Trono de sangre y La fortaleza escondida, aparecen grandes y recias puertas. Esas que están llenas de una especie de tachuelas enormes. Siempre pienso en ellas. Macizas y gruesas.
-Pero mi pecho no tiene tachuelas clavadas —comentó Tengo.
-No me había dado cuenta —dijo ella.
"Trono de sangre" (fotograma)
SEGUNDO LIBRO
Capítulo 1
También la había escuchado con su novia mayor que él. «No está nada mal», le había dicho ella. Pero su novia prefería los viejos discos de jazz a la música clásica. Y daba la impresión de que cuanto más viejos, mejor. Era una afición un tanto extraña para una mujer de su edad. Sobre todo le gustaba un disco en el que un joven Louis Armstrong cantaba una recopilación de blues de W.C. Handy. Barney Bigard tocaba el clarinete y Trummy Young, el trombón. Ella le había regalado el disco a Tengo, pero más que para que lo escuchara él, era para escucharlo ella.
L. Armstrong, B. Bigard y T. Young
Capítulo 4
Penitencia y arrepentimiento torturan mi corazón pecador. Que las lágrimas que derramo en agradables perfumes para ti se tornen, Oh, fiel Jesús. Así rezaba la letra del aria de La pasión según San Mateo que Fukaeri había cantado la otra vez. Como a Tengo le había gustado, al día siguiente volvió a escucharla en un disco y leyó la traducción de la letra. Era el aria extraída de «Ungido en Betania», al comienzo de la Pasión.
Capítulo 7
El hall del edificio principal del Hotel Okura, amplio, sombrío y de techo alto, hacía pensar en una sofisticada y colosal caverna. Las voces de la gente charlando sentada en los sofás resonaban como suspiros de criaturas sin entrañas. La alfombra, gruesa y mullida, evocaba el musgo vetusto de las islas del lejano norte.
Hotel Okura (hall)
Capítulo 13
-¿Lo que estás diciendo es rigurosamente verdad o una mera hipótesis?
-Buena pregunta, pero discernir una cosa así resulta muy difícil. Mira, hay un verso de una vieja canción que dice así: Withoutyour love, it's a honkey-tonk parade. —El hombre tatareó la melodía en voz baja—. Sin tu amor, esto no es más que una burda comedia. ¿Conoces la canción?
-It's Only a Paper Moon.
Nat King Cole ("It's only a paper moon")
Capítulo 16
En ese momento, el tocadiscos reproducía Chantez-les Bas, cantada por Louis Armstrong. Era una canción impresionante. Al escucharla, Tengo se acordó de su novia. Entre polvo y polvo, ambos escuchaban aquel disco a menudo. En la parte final de aquella canción, el trombón de Trummy Young se encendía y se olvidaba de terminar el solo como habían acordado para interpretar un último chorus de ocho compases más. «¡Fíjate en esta parte!», le había explicado ella.
Louis Armstrong ("Chantez-les bas")
Capítulo 18
Fukaeri se afanaba en elegir un disco de la repisa. Aunque no había demasiados discos, le llevó bastante tiempo decidirse. Tras deliberar, cogió un viejo álbum de los Rolling Stones, lo colocó en el tocadiscos y bajó la aguja. Era un disco que le había prestado alguien en su época del instituto y nunca lo había devuelto. Hacía una eternidad que no lo escuchaba. Tengo preparó un pilaf con jamón, setas y arroz integral y una sopa de miso con tofu y algas wakame, mientras escuchaba Mother's Little Helper y Lady Jean.
Rolling stone ("Mother's little helper" y "Lady Jean")
Capítulo 22
Tengo esperó la conexión con el auricular pegado a la oreja. El médico tardaba en ponerse. La monótona melodía de Home on the Range sonó durante una eternidad.
"Home on the range"
Capítulo 23
Aomame se colocó frente al espejo de tamaño natural que había en la entrada y comprobó que su vestimenta era impecable. Levantó levemente los hombros delante del espejo y pensó que se parecía a Faye Dunaway en El caso de Thomas Crown. En esa película, interpretaba a una aguda investigadora de una agencia de seguros fría como un cuchillo. Era sexy, impasible, y los trajes de ejecutiva le sentaban de maravilla.
Faye Dunaway en "El caso de Thomas Crown"
Capítulo 24
Allí se subió a un tren ómnibus hasta llegar a Chikura. Era una bonita y despejada mañana. No hacía viento y en el mar apenas se veían olas. El verano ya se había quedado atrás, y la chaqueta fina de algodón y la camisa de manga corta que llevaba debajo eran las apropiadas para aquella época del año. El pueblo costero, cuyos bañistas habían desaparecido, estaba más tranquilo de lo que cabría esperar, sin un alma. «Parece que se ha convertido de verdad en el pueblo de los gatos», pensó Tengo.
Chikura (Japón)
Querido Ismael, que blog tan delicioso. Te felicito por la idéa ya que yo soy de esas , como tú, que se sientan delante del ordenador a buscar donde me lleva la novela y además nos regalas la Música. Gracias y lo pongo en favoritos para seguirte continuamente. Besos desde Sevilla.
ResponderEliminarQuerida Nina, qué alegría encontrarte después de tantos años por estos mundos de blogs. Una lectora infatigable y de lúcidos criterios como tú no podía faltar por aquí. Muchas gracias por los cumplidos, y espero estar a la altura de las circunstancias. Mi propósito es hacer una entrada de una novela cada semana (no me da tiempo a hacer más, pues hay que leerla, seleccionar las fotos y/o canciones, y encima acudir al curro a trabajar todos los días)
ResponderEliminarComo sé, de siempre, que tenemos gustos literarios muy parecidos, seguro que coincidimos en el interés por la novela publicada. Muchos besos desde Valencia, y seguimos en contacto.
hola guapo!! felicidades por tu blog!!! aunque hace falta tener mucho tiempo para leer tus entradas... espero tenerlo en algún momento, aunque la de Paul Auster me la salto, que me quiero leer el libro y no quiero "spoilers!! besos
ResponderEliminarBien por esta entrada tan oportuna y por llevarnos de la mano a la cultura nipona y a las letras de Murakami. Con respecto a esta obra te diré lo mismo que dijo la Mazagatos sobre lamobra de ¿Vargas Llosa?: lo sigo desde hace mucho pero no he tenido la suerte de leerlo(jajaja) ¿La suerte?
ResponderEliminarNosotros tenemos la suerte de tenerte como referencia literaria desde YA!! Y además con aportaciones icónicas impagables. Besos y a seguir
Por cierto (y perdona que use este foro para comunicarme con seguidores compartidos) aprovecho para saludar a Laudine y darle la bienvenida a mi blog de musicales. Además que sepas que eres la nº60!!!
ResponderEliminarAsí que Willkommen, Bienvenue, Wellcomeee...
Pues Ángel, desde ya te digo que no es un autor fácil. Sus temas, su sentido del tempo, su fraseo, tienen ese toque "oriental", detenido, pausado, complejo, esquivo a veces. He de decir que "Kafka en la orilla" me gustó más que este "1Q84", o tal vez me sorprendió más, no sé. Lo importante es conocerlo, pues, eso sí, su mundo es un mundo personal y propio, un estilo que lo hace único. Requiere predisposición. Y tiempo de concentración. Ya me cuentas cuando lo leas (lo que sí ha sido para mí un descubrimiento gracias a la novela es la Sinfonietta de Janacek; ya por esta audición ha merecido la pena la lectura)
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarMuy buen blog, de ahora en adelante te seguiré. Espero coincidir en algún otro libro.
Saludos
Me alegra saber que te ha gustado. Un saludo ISMAEL
EliminarQué bueno. Yo había pensado lo mismo. Vas a google imagenes y ves todo lo que te da la gana. Encima Japón es tan diferente a Europa que te sorprendes siempre.
ResponderEliminarFeliz por conocer que te ha sido útil mi trabajo. Saludos ISMAEL
EliminarHola ! me ha encantado la entrada a mi me encanta Murakami y siempre escucho las canciones que anota en sus libros
ResponderEliminarel otro dia paseando por shibuya me detuve a mirar la misma imagen de que has subido y me imagine a la Little people
Yo cada vez que vengo a japon intento pasear por los barrios y lugares que escribe
saludos !
:)
Qué sana envidia leer lo que me cuentas. Por ahora, sólo puedo viajar con los libros. Ojalá algún día dé el salto del papel a la realidad. Un abrazo ISMAEL
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