jueves, 12 de enero de 2012

ELVIRA LINDO: "Lugares que no quiero compartir con nadie"


A MODO DE INTRODUCCIÓN
      “New York, New York, it’s a wonderful town”, cantaban tres pulcros marineritos tras arribar a la gran manzana y mientras recorrían los lugares emblemáticos de la ciudad, en la obra de Leonard Bernstein “On the Town” (rebautizada en España como “Un día en Nueva York”)
    Elvira Lindo, de quien nos ocupábamos en la entrada anterior, no quiere hablarnos, en este su más reciente trabajo, de esos “sitios emblemáticos” y archiconocidos de Nueva York. Paradójicamente (pues su título, “Lugares que no quiero compartir con nadie”, parece señalar lo contrario) la autora desnuda su alma mientras repasa sus rincones preferidos, cafés y restaurantes usuales, parques favoritos, aquellos lugares especiales y únicos, ausentes de las guías turísticas al uso, en los que se siente como en casa, donde ha disfrutado, durante los últimos años, de maravillosos momentos de soledad, de conversaciones amistosas, de degustación de sabores irrepetibles, etc.
    Se equivocan quienes se acerquen al libro pretendiendo encontrar una relación de sitios a los que ir a comer o cenar en una escapada a Nueva York. “Lugares que no quiero compartir con nadie” es mucho más que eso: es un paseo aparentemente por la ciudad exterior para, con esa excusa, recorrer ese jardín interior de senderos que se bifurcan y que nos configura como seres frágiles necesitados de afecto, con nuestras neurosis y nuestras filias, persiguiendo  ese aroma agridulce que emana del transcurrir de los días y al que pretendemos encontrarle sentido cuando lo atrapamos.
    La presente entrada va dirigida a todos aquellos que no tienen la posibilidad - sean cuales sean las razones- de viajar a la ciudad de Nueva York, y para quienes, como quien suscribe, consideran que si les hubieran dado a elegir, la hubieran escogido como lugar de nacimiento o trabajo (¡qué atrevida puede ser a veces la rendida admiración!).
    Cálcense unas botas cómodas para caminar y recorramos Nueva York de la mano de Elvira Lindo. En esta entrada podrán encontrar las imágenes y los sonidos. El espíritu, el fondo, la complicidad, la amistad, ya saben dónde encontrarlo: en este libro pequeño y delicioso. ¡Vamos, no se demoren, que parece que hará un día agradable para el paseo!





DE QUEENS A LA QUINTA ESENCIA DEL UPPER EAST
            En una ocasión le dije que tenía la intención de visitar Mount Morris Park, porque acababa de leer la memoria novelada, “A merced de una corriente salvaje”, de Henry Roth (…).



            Pero Lexington, sobre todo el tramo por el que paseo ahora, a la altura de la calle 70, ofrece una autenticidad que sólo los neoyorquinos nostálgicos y sensibles advierten. (…) Suelo comenzar mi paseo en Corrado Bakery, que está en la esquina noroeste de la calle 70. Cuando vivía en el lado este, recalaba aquí para tomarme un café y un bizcocho de zanahorias (…).


Corrado Bakery

            Los escaparates de la avenida, a esta altura, tienen un aire de establecimientos antiguos, de esa época en que todavía el lujo podía distinguirse de una ciudad a otra. “Henry Miller, Opticians”, reza el letrero y, aunque la tienda está ya cerrada, en su interior se ve al óptico encorvado sobre la mesa donde manipula unas lentes.



            Llego a Swifty’s, ese restaurante que un editorialista del Wall Street Journal me definió una noche, mientras cenábamos, como “la quintaesencia del Upper East”.


Swifty

Swifty (interior)

            Y algo de eso hay, porque al fin y al cabo J. D. Salinger, mucho antes de ser el escritor misántropo escondido en New Hampshire, fue un chico y un joven del Upper East.


J.D. Salinger de joven (entre 1934 y 1936)


SI QUIERES VER VIEJOS VEN A MI BARRIO / PASEANDO A UN NIÑO GORDO
            El lugar elegido fue el Rose’s Turn, un piano bar cutre que cerró en 2007, cuando comenzaron a sentirse los primeros azotes de la crisis económica y los locales morían de éxito.



            En el Rose’Turn los camareros hacían turnos para cantar, o por ser más esactos, los turnos los hacían para atender las mesas. La cantante más brillante de todos ellos era Terri White.


Terri White en el Rose' Turn


La propia Terri White, en la actual versión en Broadway del musical de S. Sondheim, FOLLIES (acompañada en la escena por figuras como las grandes bernardette Peters, Elaine Paige, etc.)

            Aún no entiendo cómo acabé delante del micrófono pero sí recuerdo que de mi boca sólo salió una frase: “Bésame, bésame mucho, como si fuera esta noche la última vez.” La pronuncié con acento americano, al estilo de cómo la interpreta Carmen McRae (…).
"Bésame mucho" por Carmen McRae

            El Florent era un diner estupendo que había en la calle Gansevoort. Había, porque lo cerraron en 2008.




            Ahora, sus nostálgicos pueden revivir las largas noches del Florent en un documental que cuenta la historia de un local en el que se celebraba el día del Orgullo Gay y el de la Revolución Francesa.


Documental sobre el Florent (trailer)

            Entramos al Hotel Maritime, ese edificio de los sesenta que fue concebido como residencia para marinos y que está inspirado en la arquitectura de los trasatlánticos.



            No es país para viejos, afirman con frecuencia, y lo hacen como si fueran los primeros en pronunciar la frase mientras tomamos un café con tarta de queso italiana en el Café Reggio, que se encuentra en el corazón del área de la Universidad de Nueva York.



            (…) y alguna librería, como Three Lives, en la que parece que están a punto de entrar o acaban de irse Lou Reed o Patti Smith.



            Se me ocurre la pregunta comiendo en Pisticci, un italiano estupendo, agradable y de ambiente confortable que hay en los alrededores de Columbia.


Pisticci

            De ese tipo es Carmine’s, que en su sede del Upper West se convierte los domingos en lugar de esparcimiento de familias negras que parecen venir, por lo impecables que visten las abuelas y los niños, de un servicio religioso.



            Por su parte, Flor de Mayo es el restaurante al que acudimos nosotros cuando el cuerpo nos pide algo casero, y ésa es la pretensión que deben de llevar las familias negras que pueblan las mesas.



            Y conviene, por qué no, glosar el Henry’s, el pub enorme y soso al que vamos siempre que no tenemos ganas de ir a ningún sitio.



            Es relajante comerse unos huevos con salmón y beberse un Bloody Mary mientras escuchas, por ejemplo, “Take the A Train” (…).
"Take a train" (Ella Fitzgerald y Duke Ellington)

            Abuelos judíos que acuden a su templo de abastecimiento alimenticio del Upper West, Zabar’s, un supermercado en el que pueden encontrar todos los elementos para preparar aquella comida que procedía de unos y otros países de la Europa del Este (…).


Zabar's

            (…) así que, dispuestos a seguir los dictados de la ciencia de la salud, nos encaminamos a Levain Bakery, donde hornean, según los expertos (…), ¡las mejores galletas de la ciudad!



            Xavi propone la hamburguesa de Shake Shack, catalogada por la New York Magazine en 2008 como ¡la mejor hamburguesa de la ciudad!



            A mí Skake Schack me viene estupendamente, ya que tiene una de sus sedes frente al Museo de Historia Natural.



            Cuando estás triste, cuando necesitas de una clientela bulliciosa que se agolpe en la barra para beber una cerveza tras otra mientras se espera mesa, hay que ir al P.J. Clarke’s.



            Hamburguesa en P.J. Clarke’s o en J.G. Melon, otra taberna al viejo estilo que, al estar más al norte, es menos frecuentada por jóvenes ejecutivos del Midtown (…).


J. G. Melon (recreación pictórica)

            Los hay de todo sabor en Doughnut Plant (…). Tiene una de sus sedes en los bajos del hotel Chelsea, o del ex hotel Chelsea, porque su nombre acaba de pasar a la historia.



            Una joya para el paladar, Veniero’s, establecimiento del Lower East Side, (…) con sus espejos ocres falsamente envejecidos en los que uno se refleja de color amarillo.



            Antonio suele caminar a la vera del río. Yo, por el parque. Vamos por senderos paralelos, él más abajo, a la altura del cauce del Hudson, yo por arriba.(…) con New Jersey delante de los ojos entornados; el puente George Washigton a la derecha; (…).



            Pero hay dibujantes como Roz Chast, nacida en Brooklyn, que incorporan en ésta y en otras publicaciones literarias a personajes del “otro lado” de la ciudad, (…).


Dibujo de Roz Chast

            A veces, nuestros caminos se cruzan y nos encontramos los tres (contando a la sin par Lolita) caminando hacia Riverside South Park, una zona recientemente recuperada pero que, a pesar de ser nueva, porque los parques suelen ganar con la edad, es una de nuestras favoritas.



            Recuerdo un mediodía de calor, al salir de la clase, haber visto en Madison Square a un grupo practicándolo a los pies de un busto enorme y sobrecogedor del artista Jaume Plensa.


Busto de Jaume Plensa

            Siempre que nos toca sujetar la pelota visualizo aquel balón hinchable de playa que nos regalaron cuando éramos niños al comprar un tarro de Nivea.



            Y una vez más me veo en la puerta de ese paraíso de lo hogareño que es Fishs Eddy.(…) Hay tiendas en las que más que comprar te gustaría vivir. Fishs Eddy es una de ellas (…).


Fishs Eddy

            A veces, cuando nuestro estómago no se encuentra receptivo a este plato maravilloso de grasa, nos vamos a otro lugar cercano y alegre, el Live Bait, un restaurante que en Madison Square, mirando al Empire State, rinde homenaje al estilo sureño.


Live Bait (en los bajos de la finca pequeña color crema)

LA CAÍDA, LOS NIÑOS QUE DEJARON DE SERLO, UN ASESINATO Y UN ARMADILLO
            Ana me dijo que vivía en el Ansonia, uno de los edificios emblemáticos del Upper West.


Edificio Ansonia, tras estatua de Verdi

            La noche de autos Ana y yo nos citamos en un restaurante en el que muy raramente se encuentra mesa, el Red Rooster.



            Me dejó en mi portal del Duke Ellington Boulevard y pensé que era una suerte tener que bajar yo ahora a Lolita, prolongar esa noche de brisa tan delicada.


Duke Ellington Blvd.

            Como estoy sola y un poco perdida, recurro a un terreno conocido, a un lugar en el que siempre me he sentido abrigada en los momentos de desamparo: el Barney Greengrass.



            Más tarde descubrí que el Barney’s había sido el escenario de algunas escenas memorables del cine, como aquella final de “Smoke”, y escribí un artículo en el periódico sobre este sitio que era ya mi sitio en la ciudad.


Escena final de "Smoke" con Harvey Keitel

            De cuando Arturo, por ejemplo, sobrepasado por una exhaustiva exposición al arte moderno, no entendía por qué un cuadro abstracto de Robert Motherwell se llamaba “Elegía a la República Española”.
Robert Motherwell: parte de su "Elegía a la República Española"

            En el Museo de la Ciudad también estuvimos solos, tan solos que el conserje se asomó a la puerta cuando nos vio salir y nos dijo: “¡Ay, Dios mío, que se dejan ustedes la planta de los bomberos, que es la más bonita!”


Museo de la Ciudad de Nueva York

            El señor que sólo viste zapatos para las grandes ocasiones y la señora de las plumas van de vez en cuando al Four Seasons, a cenar al salón de la piscina luminosa que hace temblar la luz tenue convirtiendo en íntimo un espacio enorme.


Four Seasons

            También van, el calzado y la emplumada, a tomar un sándwich club con un Martini al Hotel Carlyle, no al salón donde toca, entre otros, Woody Allen, sino al bar (…). No son los cócteles lo que merece el dinero que se paga, (…) son los murales con los que Ludwig Bemelmans, un dibujante de origen tirolés muy célebre en los cuarenta por sus libros infantiles, cubrió las paredes de este pequeño salón.


Bar del Hotel Carlyle (con murales de L. Bemelmans)

            Hemos llegado una década tarde, eso sí, para escuchar a quien fuera el alma del Carlyle durante muchos años: Bobby Short, un negro con voz dulce, aguda, elogiado por su perfecto fraseo, con aires de cantante antiguo, elegante, sentimental, tierno y amanerado.
Bobby Short en el hotel Carlyle

            Keen’s, así se llama el refugio salvador. Está en una de las zonas más feas de Nueva York, en la calle 36 con la Quinta (…).



            Es curioso que nunca me haya hecho una foto bajo el letrero de Tom’s Restaurant, la cafetería en la que se reúne el cuarteto de “Seinfield”.



            El All State ha muerto de éxito. Como el Florent, (…) como aquel Le Café des Artistes decorado con unos frescos de los años treinta que mostraban a nínfulas medio desnudas jugueteando entre ellas en un bosque.

Le Cafe des Artistes

            Una vulgaridad que nada tiene que ver con aquel lugar de carácter en el que una mañana de domingo me cedió el paso ese caballero llamado Harry Belafonte.



Harry Belafonte interpretando "Try to Remember" (del musical The Fantasticks)

DONDE ESTÉS TÚ, ESTÁ MI CASA
            Anoche volvimos a Saint Mary the Virgin, la iglesia situada en el corazón de Broadway, escondida entre luminosos, neones, anuncios en movimiento y carteles a la vieja usanza de musicales.


Saint Mary the Virgin

            Hace unos meses vinimos una noche de frío a escuchar la Misa del Papa Marcelo, de Palestrina.
Kyrie de la Misa del Papa Marcelo, de Palestrina

            Guiada por su influjo, el pasado domingo visité la zona de Cobble Hills, en Brooklyn, el lugar al que llega la irlandesa Eilis Lacey para comenzar una nueva vida, (…).


Zona de Cobble Hills

            Imaginamos al escritor paseando por estas mismas calles, entrando en la Iglesia de San Bonifacio en la que se reunían, se protegían, se vigilaban los inmigrantes irlandeses, (…).


Iglesia de San Bonifacio

            Me llevó primero a la casa de Louisa May Alcott, la creadora de “Mujercitas” y yo creí ver en aquella casa humilde de techos bajos de Concorde a la audaz escritora que inventó un personaje idéntico a sí misma, Josephine March, (…).


Casa de L. M. Alcott

            De la misma forma, cuando visité la peculiar casa de Mark Twain en Hartford, Connecticut, creí verlo a él en aquel ático amueblado con una enorme mesa de billar en el centro (…).



Fachada y ático de la casa de Mark Twain
            El Highline es un parque diseñado sobre lo que fueron las vías del tren elevado de Nueva York, que comenzó a funcionar en los años treinta para evitarles a los ciudadanos de la isla el peligro y la molestia de los trenes de carga.
Highline Park




            Nueva York en verano es más plácido, aunque el restaurante lo desmiente: el Minetta Tavern es uno de esos lugares en que la diversión está directamente relacionada con el ruido de ambiente.




  
            De camino a casa, después de bajarnos en la 103, pasamos, como casi todas las noches, por la puerta del Smoke. El Smoke es ese club de jazz que Antonio siempre soñó  tener en el mismo barrio en que viviera.
Smoke Jazz Club

            Siempre merece la pena ir al Smoke, aunque como yo tengo debilidad por la voz humana de vez en cuando reservamos mesa en el Oak Room del hotel Algonquin (…).


Oak Room

            Allí he escuchado a la abuela con más swing del mundo del cabaret, Barbara Cook, o a la angelical Maude Maggart, a la que seguimos la pista desde hace años y que nos impresionó enormemente con un concierto dedicado a canciones de películas de Walt Disney.
Barbara Cook en el tema de la película Pinocho, "When You Wish Upon a Star" (vid. "Lo que me queda por vivir" de la propia Elvira Lindo)

Maude Maggart y "I'll Never Forget You"
            Para el último día reservamos un plan que habíamos tenido en mente hace mucho tiempo: visitar la casa de Louis Armstrong.


Nada más ad hoc para despedirnos de este bello paseo con Elvira Lindo por sus rincones preferidos de Nueva York, que la interpretación de Louis Armstrong y Ella Fitzgerald del tema "Autumn in New York".


Antonio Muñoz Molina y tres amigos de los que aparecen en el libro, leen fragmentos de la obra.

22 comentarios:

  1. Estupenda entrada, tengo que volver a entrar para escuchar todas las propuesta musicales, algunas las conozco por mi pasión por el jazz.

    Apenas conocía a Terri White, la incorporo a mi vida.

    Qué casualidad, acabo de editar la entrada sobre la última novela de Muñoz Molina. Y hay también una propuesta musical... Benny Goodman...

    Un abrazo!!

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  2. Gracias Laura por tu comentario halagador. Y es curioso que hayamos coincidido en dar entrada, en nuestros respectivos blogs, a marido y mujer. Pero yo soy de los que no creen en las casualidades. Y menos sabiendo que te gustan Muñoz Molina, el jazz y Benny Goodman. Te dejo la dirección de mi blog sobre cine musical, donde según la película, hay entradas a muchos momentos jazzísticos:
    http://enciclopediadelcinemusical.blogspot.com/

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  3. Gracias Ismael por comunicarme esta maravillosa entrada, adoro a Elvira y Nueva York por supuesto, una gozada.

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  4. Sabía que, como buen mitómano que somos, te gustaría. Abrazos.

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  5. Hasta hoy no he tenido tiempo de disfrutar con calma de esta maravillosa (y curradísima) entrada. Qué placer volver a pasear por esos rincones... Este trabajo artesanal (como todos los que haces) me ha amortiguado el batacazo de realidad después de haber estado nueve días perreando por la big city. So thank you again!!

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    1. Dichoso tú, que acabas de disfrutar del libro y de su referente real durante las pasadas navidades. Los que no hemos podido hacer el doblete nos hemos tenido que contentar (y bien contentos que hemos quedado) sólo con el libro. A la ciudad real intentaremos retornar cuando los vientos sean favorables.

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  6. Fantástica, como siempre, tu entrada. No dudaré de ponérmela de "fondo de pantalla" y música de fondo cuando me enfrasque en la lectura de este libro, que seguro que no tarda mucho en caer.
    Saludos.

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    1. Seguro que disfrutarás con su lectura, y si pones un poco de buena voluntad e imaginación, sin coger avión y casi sin gastar un euro te verás paseando por Manhattan. Kiss.

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  7. ¡¡Chapeau!! de nuevo. La verdad es que dan unas ganas de coger el avión... y simplemente pasear por NY. siguiendo, o no, la estela del libro. Muy buen trabajo, hermanito.

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    1. Aunque algún mal pensado pueda decir que las alabanzas de un hermano no valen, pues son subjetivas, yo las recibo inmensamente agradecido. Y es evidente que los dos hermanos compartimos la misma mirada con la que selecciono fotos y canciones.

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  8. Hola Ismael, soy Paula, compañera de blog de Stage Door. Angel, que sabe de mi amor por esa ciudad, me ha hecho un auténtico regalazo enviandome el enlace de tu blog y de esta fantastica entrada. Que maravilla!!!!. Es un autentico placer para los que amamos NYC y ya habíamos tenido la suerte de disfrutar con el libro de Elvira Lindo. Cada detalle, cada fotografía, cada canción delicadamente escogidas en un trabajo como dice Angel artesanal no hacen sino enriquecer y engrandecer sus palabras , evocarnos con mas fuerza esos lugares que alguna vez hemos tenido la suerte de disfrutar y despertarnos el deseo de volver a ellos cuanto antes. Espero y deseo que tu trabajo tenga la difusión que se merece y quien sabe si hasta podamos disfrutar algún día de una versión digital del libro que incluya este magnífico trabajo.Me encantaría!!! ¿Dónde hay que firmar?
    Enhorabuena por el blog y gracias especialmente por esta entrada
    Un abrazo.
    Paula

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    1. Querida Paula, me siento abrumado por tan bellas palabras y tan extensos parabienes. Cuando se ama una ciudad, cualquier trabajo de este tipo relacionado con ella no requiere esfuerzo, pues resulta un placer su confección. Como los amigos de mis amigos son mis amigos, como relata el dicho, a partir de ahora espero verte de vez en cuando por aquí. Un fuerte abrazo ISMAEL

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  9. Es una entrada soberbia. No conocía tu blog. Me gusta mucho. Seguiré curioseando por él a ver lo que encuentro. Enhorabuena por él. Ahora ya estamos en contacto. Saludos.

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    1. Gracias, Ruben, por tus halagos. Lo tengo algo paradillo en los últimos meses por problemas de trabajo, pero ahora que comienzo las vacaciones, volveré a retomarlo. Espero que encuentres más entradas que te gusten. Un abrazo ISMAEL

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    2. Rubén, ahora que veo tu ficha, compruebo que eres el autor del blog "Palos de ciego". Lo conocí el otro día con la referencia de Elvira Lindo y me encantó. Tienes un seguidor más. ISMAEL

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  10. Por cierto. Tengo otro blog alojado en la página del periódico Canarias 7. Por si te apetece echarle un vistazo, te paso el enlace:
    http://www.canarias7.es/blogs/avueltadecorreo/

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    1. Se han cruzado los mensajes. Le echaré un vistazo también a esa prometedora "vuelta de correo". Yo tengo varios más, pero no sé si te interesarán (pues ya son de temas más específicos):
      http://enciclopediadelcinemusical.blogspot.com.es/
      http://lascriaturasdeprometeo.blogspot.com.es/
      http://juandiazfernandez.blogspot.com.es/
      http://durero10.blogspot.com.es/

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  11. Comparto con el amigo de arriba, tu blog me pareció fascinante y voy a estar en contacto. En este momento estoy partiendo mi viaje para la gran Manzana y si bien no me voy a hospedar en los mejores hoteles en nueva york, seguramente no por eso me impedirá pasarla de maravillas

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    1. Agradecido por tus comentarios. Y seguro que te lo pasarás de maravilla en la "wonderful town". El alojamiento es lo de menos, porque lo interesante está en la calle. Un abrazo y feliz viaje.

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  12. Muchas gracias, acabo de descubrir tu blog gracias a F. Gorgonzola, después de haber leído el libro de Elvira Lindo y el de M.Molina, también acabo de leer el de Enric González, empapándome de NY antes de emprender viaje dentro de unos días, esta entrada de tu blog es un REGALO. Muchas gracias, voy a empezar a leer otras de tus artículos ahora mismo. Saludos.

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    1. Gracias a ti por los cumplidos. Un abrazo (y que disfrutes tu estancia en NY al cien por cien)

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